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Es la historia de un chaval (muy aficionado a los ordenadores), que una noche de tormenta, una chispa caída en su casa, haría cambiar su vida para siempre.

Su cabeza se había convertido en una especie de disco duro y su inteligencia se había multiplicado por mil.

Se había hecho famoso al ganar varios concursos televisivos y eso había llegado a los oídos de un ser despreciable, que lo secuestró para sus siniestros planes.

 

Marcos Redes

 

Te tienes que controlar

Hasta mi sombra

La estoy perdiendo

Ya no me queda nada

Todo se me esta yendo

Gano poco y gasto mucho

En este mundo desigual

Mi sombra

Miro para abajo y no la veo

Me asusto y lloro

Con lágrimas le digo

No te vayas de mi vera

Esta que aun esta conmigo

Con su mirada triste

Me pregunta

¿Por que corres tanto?

Le contesto que para llegar a tiempo

Para eso no hay que correr tanto

Lo importante es saber llegar

Me dice y me vuelve a preguntar

¿Por que gasta tanto?

Y le contesto, que le contesto

No se que contestar

Gastas más de lo que debes

Así de mal te va

Vive con más sosiego

Y para un poco de gastar

Me dice mi sombra

Que conmigo quiere estar

No tengo palabras sombra

De esto que me quieres enseñar

Que para vivir la vida

No hay que correr tanto y por supuesto

Saberla gastar, que la vida pronto se acaba

Si no la sabes administrar.

 

 Te tienes que controlar

Karim y Jordi

  

  Karim y Jordi eran dos amigos de doce años que además de estudiar en el mismo colegio, tenían en común sus aficiones. Les gustaba salir al campo con la bicicleta, buscar nidos de pájaros, coger pequeños reptiles... Pero, lo que realmente les gustaba e ilusionaba, era investigar. Cuando estaban metidos en alguna de sus frecuentes investigaciones, hablaban entre ellos que de mayores se dedicarían a la investigación.

Con frecuencia visitaban al señor Merino, que era un viejo muy simpático, que vivía en una solitaria casa que había en medio del bosque.    El señor Merino se hizo de un lobezno y quería dárselo a los dos chavales. Los dos amigos mostraban alegría en sus rostros, mientras se dirigían al corral para ver al cachorro. Lo fueron criando y cada día lo sacaban a pasear por los alrededores. Un día del mes de julio quisieron alejarse un poco más de lo habitual. Querían visitar una cueva. En dicha cueva vieron como mataban a un hombre.  Estaban escondidos y al ver como lo mataban, se asustaron y salieron corriendo. En su huida hicieron ruido y los asesinos salieron tras ellos. Trabajaban en un circo y, para no ser descubiertos, los buscaban con desesperación. Los dos amigos, con mucha valentía se envolvieron en grandes aventuras, para escapar de las garras de los siniestros asesinos. Demostrando así, sus grandes dosis detectivescas.

 

 

El hijo de los dioses

  Un superhéroes es enviado a Gocenia, para luchar contra los  invasores faldecios. Sin que él lo supiera, es enviado a la tierra para que naciera como un humano. Pero todo es un puro trámite, pues su misión es luchar contra seres asesinos, que están invadiendo planetas. Para poderlo hacer, le serán introducidos una serie de poderes, que él, irá descubriendo a través de los años.

 

SONETO

Para mis compañeros va el soneto

No sé si seré capaz componer pues

Lo intentaré  hacer ahora y no después

Difícil pero ya tengo cuarteto

 

Y debo afinar y si alguien molesto

Qué hay entendidos con esos malos pies

Qué dirán que este terceto está al revés

Así que pondré en orden todo esto

 

Ahora que no se me rompa el tiesto

Con lo que me ha costado su componer

Así que hay que ser cuidadoso y diestro

 

A la hora de esta poesía mantener

Sobre todo con un soneto honesto

Cosa que todos sabrán reconocer

 

 Soneto

 

La pastorcilla

Sólo las flores pueden competir

Con la belleza de esa moza

Que camina con su rebaño

Por los verdes prados del sufrir

Sus ovejitas van escuchando

Las tristes melodías

Que va tocando con su clarín

Sus lágrimas resbalan por sus mejillas

Se acuerda de su madre

Que meses atrás va morí

Su perro al verla triste

Ladra y ladra

Y haciendo monerías

La ha hecho sonreír

Sus ovejitas le cantan

Me, me, tienes que vivir

Ella se limpia los ojos

Y tocando para su madre

Una alegre melodía

Que del cielo la va sentir

Una voz siente en su corazón

Hija mía, hija mía

Me distes todo

Lo que una hija

Puede dar a su madre

No estés triste

Sólo pudieras está apenada

Si no hubieras sido

Tan buena y humana

Ser feliz  hija mía, ser feliz.

Que aunque no este mi cuerpo

Siempre estaré yo aquí.

 

 La pastorcilla

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